viernes, 4 de abril de 2014

En kayak por el Lago Los Molinos


Desde hace algunos años que tengo la suerte de recorrer todos los rincones de nuestro valle, principalmente a pie, pero también a caballo y en bici, pero hay un medio que me brindó nuevas oportunidades y experiencias y es el kayak. Sin necesidad de ser un profesional en el tema, con los avances tecnológicos y de materiales los nuevos kayaks conocidos como Sit on Top, son aptos para que navegue cualquier perdona. Se tratan de embarcaciones abiertas a diferencias del kayak tradicional, muy estables y de fácil maniobrabilidad. Actualmente existen varias marcas, cada una con diferentes diseños y prestaciones. Con un amigo, hace algunos años ya,  comenzamos a recorrer algunos tramos de los ríos Los Reartes, Santa Rosa y Río  Tercero y obviamente los “grandes lagos” de Calamuchita. Uno de los circuitos preferidos es el que realizamos en la desembocadura del Río Los Reartes. Hace unos días recibí una llamada para llevar a una familia a remar. Luego de evaluar algunas alternativas decidimos ir a este lugar. Pasadas las 16 horas llegamos por la costanera del Río Los Reartes hasta el sitio seleccionado, buscando antes algunas provisiones para la travesía. El Lago Los Molinos está con muy buen nivel de agua por lo cual el último tramo del río se confunde con el embalse. Elegimos un lugar de fácil acceso para descargar los kayaks que en este caso fueron simples, dobles y triplos. La pequeña Juana de tan sólo 4 años era la más entusiasta del grupo, sin ningún temor no dudó en ser la primera en subir una vez que tuvo bien ajustado su chaleco salvavidas. Una corta pero necesaria charla técnica y de seguridad previa a la salida preparó a los novatos remeros sobre las prevenciones a tener en cuenta. El día no podía ser mejor, el sol destacaba los colores del paisaje, contrastando el azul del lago y el cielo con el verde de las  praderas circundantes. En pocos minutos todos los integrantes del grupo obtuvieron el control de las embarcaciones, tras lo cual pusimos rumbo norte para llegar a la confluencia de los ríos Del Medio y Reartes, lugar donde se confunden con los límites del Lago Los Molinos. Unos sauces en la orilla izquierda ofrecen refugio para golondrinas, benteveos y algún martín pescador. Una garcita azulada se percató de nuestra presencia y pronto levantó vuelo sin darme tiempo a capturarla con la cámara, como lo hizo cada vez que quise fotografiarla durante los últimos meses. Mientras tanto desde la orilla contraria algunos pescadores prueban suerte con sus cañas en busca de pejerreyes y carpas. Un viento norte provoca algunas olas que frenan el avance. Una vez que alcanzamos la unión de los ríos decidimos explorar aguas arriba el Río del Medio. Una familia de patos maiceros salen a nuestro encuentro, mientras mamá pata cuida a la prole, los pequeños patitos nadan cerca de ella. Llegamos luego de unos minutos hasta unas cascadas que nos impiden continuar. Con el impulso de la corriente regresamos hacia el lago. Nuestro nuevo destino, una colonia de cientos de biguás, que comparten una península con patos, gallaretas, teros, gaviotas y otras aves. A medida que nos acercamos una silueta sobresale del montón, no solo por su mayor envergadura sino por su color distintivo. Para nuestra alegría se trata de un flamenco austral, que con su color rosado intenso hacía equilibrio en una pata. Lentamente nos acercamos para obtener una buena toma mientras que una tropilla de caballos tobianos se alimentaba con los tiernos pastos de la orilla, compartiendo el manjar con un numeroso rebaño de ovejas. Descendemos de nuestras embarcaciones, caminando en el agua para ganar finalmente la orilla, donde descansamos un rato contemplando la maravillosa vista saboreando unos matecitos. Toda clase de sonidos llegan a nuestros oídos, tratando de adivinar a que especie de aves pertenecen. Ya repuestas las energías continuamos por el lago que debido a la intensidad del viento ya presentaba olas más intensas que golpeaban la popa de las embarcaciones salpicándonos con agua fresca, contrarrestando los efectos del sol que a esta hora todavía se hacen sentir. Nos aproximamos a las Barrancas Coloradas, que con sus 20 metros o más de altura dejan expuestas los diferentes estratos de areniscas que el agua y el viento fueron erosionando a lo largo de los siglos. Restos fósiles de la megafauna americana, como los gliptodontes extintos hace 8500 años, suelen aparecer por estas tierras. Finalmente, y con viento a favor, retomamos hasta el punto de inicio, luego de dos horas de travesía, culminando una experiencia diferente y entretenida por las aguas calamuchitanas.













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